martes, 6 de abril de 2010

TE QUIERO, NO /Kirmen Uribe " Mientras tanto cógeme la mano "


Te quiero, no

Aunque trabajó durante cuarenta años
en los Atos Hornos,
en su interior había todavía un labrador.

En octubre, asaba pimientos rojos
con un soldador
en el balcón de su casa de barrio.

Su voz era capaz de hacer callar
a cualquiera.
Sólo su hija se atrevía con él.

Él nunca decía te quiero.

El tabaco y el polvo de acero
quemaron sus cuerdas vocales.
Dos amapolas a punto de caer.

Cuando se jubiló,
su hija se casó en otra ciudad.
Él le hizo un regalo.

No eran rubíes, ni siquiera seda roja.
Había ido sacando piezas de la fábrica.
Poco a poco, sus manos soldaron una cama de acero.

Él nunca decía te quiero.